Sopwith Camel |
Después del comienzo de la guerra, los comandantes militares descubrieron la importancia que tenía el avión como arma de espionaje y reconocimiento, pudiendo fácilmente localizar fuerzas y bases enemigas sin mucho peligro, hasta que se empezó a desarrollar el armamento antiaéreo según la guerra iba avanzando.
A finales de 1914, Roland Garros colocó una ametralladora fija al frente de su aeronave, permitiéndole dispara a la vez que controlaba el aparato, gracias a que cubría las hélices con una placa metálica que las blindaba. El 19 de abril de 1915 Garros fue abatido y hecho prisionero por los alemanes, y debido a que su avión no quedó destruido, el ingeniero Anthony Fokker estudió y mejoró el sistema, gracias a un mecanismo que sincronizaba el giro de la hélice con los disparos de la ametralladora.
Fokker DR.1 |
En esa época, apareció la denominación de As de la aviación, considerándose así a los pilotos que conseguían derribar en combate a cinco aeronaves enemigas o más. Se convertían en personajes famosos durante y después de la guerra. El más famoso y conocido de ellos fue el alemán Manfred von Richthofen, conocido también como el Barón Rojo, que logró abatir 80 aeronaves enemigas con diferentes aviones, aunque el más famoso fue el Fokker DR.1 que empleaba pintado de rojo. Fue abatido por un canadiense en 1918, poco antes de acabar la guerra.
Quizás, el avión más famoso de la guerra fue el Sopwith Camel, que contaba con más victorias aéreas que cualquier otro avión aliado, pero también era conocido por su difícil manejo, responsable de la muerte de varios pilotos novatos. También de este período es el Junkers J1, avión de fabricación alemana que se convirtió en el primer avión construido totalmente de metal.
Junkers J1 |
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